Una de mis pasiones es el mundo del ferrocarril. Intento evocar e investigar su pasado y cuando puedo disfruto de su presente. Mi madre es natural de Peñarroya y los veranos de mi infancia transcurrieron por sus calles y campos, a la sombra de las ruinas de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya y cautivado por su mitología.

lunes, 23 de enero de 2017

Viaje del Tren Prestige a Extremadura

Un asunto del que me quedó pendiente escribir, del pasado año 2016, fue una singular actividad ferroviaria organizada por la Asociación Extremeña de Amigos del Ferrocarril (AEAF), con motivo del 150 aniversario de la línea Ciudad Real – Badajoz. Gestionado con la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, durante la semana de los festivos 6 y 8 de diciembre, tuvo lugar el viaje del Tren Prestige por tierras manchegas y extremeñas. No pude asistir, pero si mi amigo Lucas García Deiros. Y de forma generosa me ha transmitido su experiencia a través de fotografías y un relato personal que publico a continuación:


El pasado fin de semana del 2 al 4 de diciembre de 2016 emprendimos viaje hacia tierras extremeñas desde Barcelona para disfrutar de lo que, sin ninguna duda, ha sido el evento ferroviario más destacado del año. 

Mi compañero David Rodríguez y yo partimos el jueves 1 por la tarde de Barcelona e hicimos noche de camino a Madrid. Pretendíamos llegar a Madrid a mediodía y buscar un buen punto para cazar el Tren Prestige durante el primero de los viajes que le llevaría desde Madrid Chamartín a Puertollano. Al final el punto escogido era la curva de salida de Ciempozuelos que conocía de otro viaje que hice años atrás. A la hora que pasaría el tren, los rayos de sol incidían en un ángulo perfecto y podría ser una gran foto. Todo dependía de la bondad de las nubes que no nos habían abandonado todo el día. Al final tuvimos suerte y las nubes que cubrían el sol minutos antes de pasar el tren se retiraron para proporcionarnos la foto que adjunto. Tras la primera foto recogimos al compañero Pablo Diéguez en la misma estación de Ciempozuelos y pusimos rumbo a Almadén donde haríamos noche. 


 Al día siguiente nos desplazamos a la estación de Almadenejos-Almadén donde pasamos la mañana charlando con el factor Adrián Ruiz que nos deleitó con mil y una anécdotas relacionadas con el ferrocarril. Allí nos juntamos con Alejandro Martín, otro aficionado que venía desde Mérida en el regional de la mañana. Nuestra intención era realizar la primera foto del día del Tren Prestige al paso por la antigua estación de Chillón. El tren se hizo esperar ya que tuvo que detenerse en la estación de Almadenejos-Almadén para permitir al regional que llevaba delante llegar a la estación de Cabeza del Buey. Desgraciadamente todo el día tuvimos una luz bastante pobre y las nubes no nos dejaron disfrutar de ese sol tan apreciado por los "cazatrenes".


Tras la foto de Chillón partimos sin perder un minuto hacia la estación de Cabeza del Buey donde el tren tenía parada. El viaje en coche era largo y por carreteras en mal estado. El tren en ese tramo tenía las de ganar. Sin embargo conseguimos llegar a tiempo para inmortalizarlo en la primera estación extremeña de la línea. 

Aún pudimos volver a cazarlo nuevamente en la señal avanzada de Almorchón. En esta mítica estación el tren se detendría hasta la tarde. Pudimos aprovecharlo para charlar tanto con los aficionados que disfrutaron del viaje en el tren como con el resto de aficionados que veníamos en coche desde puntos dispares de la península. Destacar un grupo de aficionados portugueses que tampoco quisieron perderse este histórico viaje. En Almorchón dejaríamos a Pablo que volvería a Madrid con el regional de la tarde.




Por la tarde y tras recuperar fuerzas partimos hacia la salida de Almorchón para cazar el Tren Prestige con el mítico castillo de Almorchón de fondo. En esta foto la intensa lluvia no nos lo puso fácil. Tras la foto, pretendíamos intentar una última captura antes del anochecer a la entrada de Castuera. Llegamos a tiempo pero desgraciadamente el resultado no fue el esperado. Tras esta última foto partimos hacia Badajoz donde haríamos noche tras dejar a Alejandro en Mérida.




Al día siguiente y aprovechando el viaje de ida y vuelta del Tren Prestige entre Mérida y Badajoz la idea era cazar el tren de ida en Guadiana y subirnos en el tren de vuelta para poder poner así la guinda a un fin de semana para el recuerdo. El Tren Prestige continuaría la semana siguiente su andadura por tierras extremeñas. Desgraciadamente a nosotros nos tocaba ya volver a nuestro punto de origen. 



Desde estas líneas felicitar a la Asociación Extremeña de Amigos del Ferrocarril (AEAF) por la excelente organización del viaje y a todas las entidades que han hecho posible este viaje.



Reitero la enhorabuena a la Asociación Extremeña de Amigos del Ferrocarril por organizar un viaje que espero sirva de ejemplo y precedente para la promoción de trenes turísticos en España. 

sábado, 14 de enero de 2017

Oda al Antolín

A continuación doy difusión a un hermoso y nostálgico poema publicado por Ricardo F. Murillo en una conocida red social, hace unos días. Lo encontró entre sus papeles y fotos antiguas. Y está dedicado a la mina Antolín y más concretamente a su desaparecido castillete metálico.


La mina Antolín fue una de las explotaciones de carbón de hulla más importantes del Valle del Guadiato. Como comenté en una de mis anteriores artículos, dicho castillete midió 30 metros de altura. El complejo ocupó 42500 m2 y contaba con taller de cribado, lavadero, balsas de decantación, edificio de lampistería, oficina de capataces mineros, sala de obreros, sala de petacas y materias inflamables, talleres mecánicos, edificios para oficinas técnicas y administrativas, básculas para pesaje de vagones y camiones, laboratorio químico y enfermería. Todo un complejo minero que hubiese dado lugar a un museo de primer nivel a escala nacional y europea. Pero cuya oportunidad se perdió, simbolizada por el derribo y desguace de su castillete.

(www.mtiblog.com)

(www.mtiblog.com)

Según indica Francisco J. Aute en sus comentarios en la misma red social, el castillete sobrevivió algunos años al cese de la explotación minera, con el fin de dar servicio a otras minas que continuaron funcionando en las proximidades. La razón fue el tremendo entramado de túneles y vías ferroviarias que existió en las entrañas de esta zona del Valle del Guadiato y que conectó distintas explotaciones. Mediante el castillete del Antolín se extraían carbones hasta su lavadero y se introducían materiales y utillajes necesarios para la explotación. Pero, posiblemente antes de 1959, esta hermosa estructura de acero fue desguazada por Hierros Solana, castrándose así cualquier opción de futuro cultural y turística. Hoy día muchos lo calificaríamos y denunciaríamos como un crimen patrimonial. Pero hay que admitir que en aquella España culturalmente atrasada esas actuaciones eran admitidas como cosas normales.

Vista aérea del complejo en 1956-1957 (mapadebolsillo.com)

Lo que queda

Apunta también Francisco J. Aute a que “El Degollao” fue una persona bastante conocida en la barriada del Cerro de Peñarroya-Pueblonuevo, por aquél entonces. Cree que perteneció a una familia de mineros y es posible que el apodo hiciese referencia a toda la familia.


Gracias a Ricardo F. Murillo por compartir este documento y permitirme publicarlo. Y a Francisco J. Aute por sus comentarios y aportaciones históricas e intrahistóricas.