Hace justo una semana tuvimos el gusto de visitar una de las antiguas estaciones del desaparecido ferrocarril Peñarroya-Puertollano. Concretamente Cabezarrubias del Puerto y hablo de gusto porque su estado de conservación es francamente bueno. Se nota que está mínimamente cuidada y preservada, tanto en lo referente a edificios como antiguos andenes.
En primer plano a la izquierda vemos el edificio de viajeros por el lado del andén.
Ya
en mi casa, he consultado el libro El
Ferrocarril Fuente del Arco – Peñarroya – Puertollano – San Quintín 1895 – 1970
de Gabriel Molero Caballero y Manuel García-Cano Sánchez, del que he extraído
datos curiosos.
Para
empezar, el nombre de Cabezarrubias puede deberse al origen Germano y Franco de
las gentes con quienes fue repoblada esta zona de Sierra Morena. Entiendo que
pudo ser durante el reinado de Carlos III. La villa que da nombre a la
estación, que se encuentra a relativa poca distancia, formó parte de
Puertollano hasta el año 1842. Durante la etapa de funcionamiento del
ferrocarril, el transporte del correo y “bultos” se realizaba desde el pueblo
una vez al día, en una carreta que salía del pueblo a las 13:00 y regresaba en
torno a las 16:00.
Junto
a la estación aún existen tres casas en las que vivieron empleados encargados
de la gestión y mantenimiento de la vía. Entre ellos el guardagujas Antonio Coleto
que vivió en allí entre 1958 y 1966. En dicha caseta nacieron dos de sus hijos,
aunque uno falleció por la falta de asistencia sanitaria. El estado de estas
edificaciones es muy bueno ya actualmente se emplean como segunda vivienda.
Espero
que el estado de conservación continúe y mejore, llegándose a una restauración
integral del edificio de viajeros, muelle de mercancías y andenes. Aunque
lamentablemente la vía verde no continúa hasta Puertollano por interponerse una finca particular,
aún podemos disfrutar de este antiguo trazado ferroviario a lo largo del Valle
de Alcudia. Se llega muy bien por carretera tanto desde la villa de Cabezarrubias del Puerto como desde Brazatortas. Y qué mejor opción que hospedarse en La Casa del Valle.
