Dos recientes noticias, una a
nivel nacional y otras más humilde, me empujan a rescatar del olvido un histórico
asentamiento humano vinculado íntimamente al ferrocarril. Me refiero al poblado
ferroviario de Almorchón, estación que hace 150 años sirvió de origen para el
ramal que unió el ferrocarril Madrid-Ciudad Real-Badajoz con la cuenca
carbonífera de Belmez.
Almorchón en torno a 1915 (www.mapadebolsillo.com).
Fotografía aérea de Almorchón en 1956-1957 (www.mapadebolsillo.com).
La noticia a nivel nacional tuvo
lugar en el día de ayer. Un buen número de ciudadanos se manifestaron en el
centro de la capital de España para reclamar un servicio ferroviario digno para
la Comunidad Autónoma de Extremadura. Averías en trenes y vías, retrasos,
largos tiempos de viajes y otras cuestiones que radican en la baja calidad del
servicio ferroviario, han acabado colmando la paciencia de los ciudadanos.
Sobre este tema se puede hablar mucho y tener diferentes puntos de vista. Pero
de momento me hago eco de la reivindicación ciudadana y la aplaudo.
Por Almorchón continúan pasando
trenes. Pero el bajo tráfico ferroviario, comparado con épocas pasadas,
provocó la decadencia demográfica de su
barrio ferroviario. No obstante aún existe un mínimo grupo de vecinos que lucha
por la supervivencia y puesta en valor de este fenómeno urbano dentro del
término municipal de Cabeza del Buey.
El nacimiento del barrio
ferroviario de Almorchón data de 1865, con la construcción del tramo entre
Veredas y Almorchón, de la línea de Ciudad Real a Badajoz. Pero su potente
crecimiento arrancó con la inauguración del mencionado ramal hasta Belmez. A
comienzos de la década de los años 80 del siglo XIX se construyeron la escuela,
iglesia, centro médico y economato. Edificios que proporcionarían los servicios
fundamentales para la articulación y desarrollo del núcleo de población.
El desarrollo definitivo del
barrio se alcanzó en la década de los años 20 del siglo pasado. Pero la
progresiva decadencia y desgracia del ferrocarril en España, durante la segunda
mitad de la mencionada centuria, marcó el abandono de este tipo de áreas
residenciales.
Pero como decía Santiago Ramón y
Cajal, no hay cuestiones pequeñas. Las que lo parecen son cuestiones grandes
poco entendidas. Y al respecto, la segunda y humilde noticia a la que hice
referencia antes, difundida en Facebook, da fe del comienzo de las obras para
la restauración del tejado de la Iglesia de Almorchón. Financiados por el ente
público Adif, los trabajos son fruto de las gestiones llevadas a cabo por el
Ayuntamiento de Cabeza del Buey y la Asociación de Vecinos de Almorchón. Aunque
pueda parecer un pequeño acuerdo de acción, en un país como España no lo es
tanto. Lograr una coordinación entre entes políticos y ciudadanos, para un buen
fin como es la supervivencia del patrimonio histórico, es digno de aplauso. Y
que la iglesia de este barrio no acabe en ruinas es un paso necesario para su
supervivencia y futuro.
El barrio ferroviario de Almorchón nos habla de lo que
fue el desarrollo económico e industrial de España desde el siglo XIX hasta el
presente. Sus esplendores y decadencias, protagonistas, aciertos y errores....
de nuestra historia.
Os invito a conocer las
actividades de la Asociación de Vecinos de Almorchón a través de su perfil en
la red social Facebook.
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