Una de mis pasiones es el mundo del ferrocarril. Intento evocar e investigar su pasado y cuando puedo disfruto de su presente. Mi madre es natural de Peñarroya y los veranos de mi infancia transcurrieron por sus calles y campos, a la sombra de las ruinas de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya y cautivado por su mitología.

domingo, 30 de agosto de 2020

Estación de origen

El hermoso dibujo que acaba de realizar mi amiga Pilar Cuadrado, vecina de Peñarroya-Pueblonuevo, me ha inspirado para dedicar un ratito a reunir algunos datos sobre la estación de vía estrecha de Peñarroya.


Dibujo de la estación de vía estrecha de Peñarroya, por Pilar Cuadrado.

La existencia de este edificio se debe a la creación de una fundición de plomo, por parte de la Sociedad Hullera y Metalúrgica de Belmez, en las inmediaciones de la entonces ya existente estación de Peñarroya, del ferrocarril Almorchón-Bélmez. Instalación metalúrgica que se vio consolidada en 1891 por la recién nacida Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya (SMMP). Y cuyo edificio central también ha sobrevivido hasta nuestros días.

Según J.A. Torquemada, la justificación del ferrocarril de Peñarroya a Fuente del Arco residió en el aporte económico y regular de minerales ricos en plomo y plata (galenas argentíferas) extraídos de las relativamente cercanas minas extremeñas. Y digo relativamente porque el acarreo sobre mulas a través de pésimos caminos, hacía esta actividad inviable económicamente. Cuando, por ejemplo, estudiamos el origen del ferrocarril en el Reino Unido, vemos que fue una respuesta tecnológica ante el problema planteado al tener que transportar grandes masas de minerales desde las minas hasta los centros de consumo. No existiendo aún la tracción vapor (siglo XVIII), la solución siguió dos vías: terreste y fluvial. Por un lado se fueron construyendo canales por los que podían circular barcazas cargadas con varias toneladas de minerales, necesitando sólo un par de mulas como sistema de tiro. En cambio, desde las colinas en que se ubicaban los pozos hasta los embarcaderos, los tortuosos caminos frecuentemente embarrados demandaban otra solución. Y esta pasó por el tendido de raíles, primero de madera y después de hierro, que facilitasen la rodadura de vagonetas.


Al igual que las grandes obras, las pequeñas también tienen sus fases.

Volviendo al caso del Guadiato, la solución que planteó SMMP fue el tendido de un ferrocarril entre Peñarroya y la localidad pacense de Fuente del Arco, por la que pasaba el ferrocarril entre Sevilla y Mérida. Así, por un lado se transportarían los minerales hasta la fundición de Peñarroya al ser atravesados los criaderos metálicos más importantes, como la mina El Triunfo (Azuaga). Y desde allí, los lingotes de plomo y plata serían llevados por el mismo ferrocarril, con transbordo en Fuente del Arco, hasta el puerto de Sevilla para su exportación. Además de estos transportes “internos” la compañía pretendió rentabilizar la línea mediante el tráfico de mercancías y viajeros ajenos a SMMP.

Muy a pesar de los ayuntamientos por donde el ferrocarril debía de pasar, el ancho de vía elegido fue el estrecho. En concreto el métrico (un metro entre caras internas de raíles). Este tipo de vía implica menos costes de construcción y explotación, factores que entonces preocupaban mucho a SMMP. Y hubo también planes de futuro. Como extender el ferrocarril por el oeste hasta Río Tinto (Huelva) y por el este hasta las minas de El Horcajo y Linares, en donde la misma compañía ya poseía explotaciones de minerales metálicos a pleno rendimiento.

En la GACETA DE MADRID impresa el sábado 18 de julio de 1891, medio de comunicación estatal equivalente a nuestro BOE, se publicó la concesión para la construcción del ferrocarril de Peñarroya a Fuente del Arco. Este se haría según el proyecto y pliego de condiciones presentado al Ministerio de Fomento. El camino de hierro sería económico y de vía estrecha, con un derecho de explotación por 99 años. Además, la consideración de utilidad pública permitía al concesionario la expropiación forzosa de fincas privadas así como el derecho para ocupar terrenos de dominio público. También se contemplaba el poder disfrutar de exenciones y privilegios que las leyes pudieran conceder.

La concesión para poder ejecutar las obras llegó el 5 de enero de 1893. Y según el pliego de condiciones aprobado también ese mismo día, SMMP adquirió el compromiso para levantar estaciones en: Peñarroya, Los Eneros, Fuente Obejuna, Argallón, La Granja de Torrehermosa, Azuaga, El Triunfo, San Fernando, Valverde de Llerena y Fuente del Arco.



El carácter económico le permitió a SMMP prescindir de publicar los itinerarios de marcha de los trenes y el uso de coches de 3ª clase.

La inauguración oficial se produjo el 26 de junio de 1895, aunque ya se había abierto al público el 25 de abril de ese mismo año. Las circulaciones sobre esta línea de 69,596 km se llevó a cabo con cuatro locomotoras 0-3-0T fabricadas en Francia por Fives-Lille. Y el acarreo de personas y mercancías corrió a cargo de 74 vagones volquete, 9 coches para viajeros y 4 furgones. 




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