Una de mis pasiones es el mundo del ferrocarril. Intento evocar e investigar su pasado y cuando puedo disfruto de su presente. Mi madre es natural de Peñarroya y los veranos de mi infancia transcurrieron por sus calles y campos, a la sombra de las ruinas de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya y cautivado por su mitología.

sábado, 25 de agosto de 2012

Marta vuelve a casa


                Si no lo veo, no lo creo. De por sí, hace ya unoS 4 años, leí en una circular del Centro de Estudios Históricos del Ferrocarril Español, que el Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo, había firmado un acuerdo para restaurar las dos locomotoras de vía ancha que estaban dentro del pueblo. Dichas máquinas, pertenecieron al ferrocarril minero e industrial de vía ancha, más conocido allí como “La Maquinilla”. La primera referencia que tuve de él, fue la que mi abuelo Antonio me contó, ya que él lo usaba para ir a trabajar a la mina, en El Porvenir de la Industria. Volviendo a la noticia sobre el proyecto de restauración total (estética y funcional), cuando la leí, me quedé helado. Desde niño había contemplado esas lindas negritas yaciendo como monumentos a la merced de la climatología y gentuza. La Marta se encontraba sobre un pedestal en una plaza delante de las antiguas oficinas de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya y la conocida ahora como Santa Bárbara (para mí nunca tuvo nombre) en el popular “Parque del Mono”. La información se complementaba con la intención de crear un tren turístico remolcado por dichas locomotoras. Algo fascinante para un aficionado al ferrocarril.
     Aunque todo este tiempo me haya costado creer en la realización de tal proyecto ferroviario y turístico, siempre he opinado que debe ser un objetivo a perseguir. Cuando digo que me ha costado creerlo, es por que como aficionado al ferrocarril en España, me he llevado muchas desilusiones. Pero nunca hay que perder la esperanza. Y justamente, lo que Peñarroya-Pueblonuevo necesita, una vez que se ha cerrado el capítulo histórico de la minería, es buscar nuevas formas de producción. Y que tales actividades no consistan exclusivamente en un sector servicios enfocado a jubilados y prejubilados de la mina. Hay que hacerse a la idea de que algún día no estarán entre nosotros y sus pagas se irán con ellos.
     Un potencial del Valle del Guadiato que no ha sido debidamente explotado, desde mi punto de vista, ha sido el turismo. Al respecto, hay grandes recursos naturales y de patrimonio. No sólo hay que pensar en Peñarroya-Pueblonuevo y su inmenso pasado industrial y minero. También se debe mirar hacia poblaciones como Belmez, Fuente Obejuna o La Granjuela. En lo que a turismo minero se refiere, creo que aún podría recuperarse y si me equivoco, que por favor me corrijan, alguno de los pozos que quedan en los términos de Belmez o Fuente Obejuna. El objetivo consistiría en bajar a los turistas a una galería de una mina de verdad, tal y como sucede en Almadén. Este sería, justamente, uno de los cometidos que podría tener el tren turístico del Guadiato, trasladando a los visitantes desde Peñarroya-Pueblonuevo hasta tales centros mineros. Por supuesto, esto no es fácil y hay que ir poco a poco. Pero hay que ir. Y el hecho de la restauración y traslado de Marta al Almacén Central de Peñarroya-Pueblonuevo ha sido un tremendo paso adelante. Es aquí donde debo de rendir homenaje a Doña Luisa Ruiz, anterior alcaldesa de Peñarroya-Pueblonuevo. Fue la principal impulsora de este proyecto desde su puesto en el consistorio peñarriblense. Se mojó en un proyecto visionario cuando, tal vez, lo más fácil para ella, hubiese sido no hacer nada.
     Suelo decir, que ejemplos sobre esto ya existen. Sin salir de Andalucía, debemos de mirar hacia Rio Tinto y no demasiado lejos, como he comentado antes, Almadén, recientemente declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Y ya no digamos por el resto de la península o si cruzamos los Pirineos.
Otro de los hitos de Doña Luisa Ruiz, fue la compra del Cerco Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo por parte de su Ayuntamiento. Esto ofrece un amplio abanico en lo que a usos turísticos y culturales se refiere. Y por supuesto, con el ferrocarril como elemento movilizador. Aunque las vías no estén, si lo están los espacios sobre los que se pueden volver a tender. Desde una vía directa entre el Almacén Central hasta la estación de Adif de Peñarroya, como ya existió en su día, hasta un recorrido interno por el Cerco Industrial pasando por un centro de interpretación del ferrocarril en el Valle del Guadiato en las antiguas instalaciones de la vía estrecha, algún día restauradas. Vuelvo a repetir que véanse como ejemplo Rio Tinto o Vapor Madrid. Estas instalaciones permitirían, además, poder operar el material móvil dentro del pueblo, sin tener que rendir cuentas a Adif.
     A continuación, expongo unas cuantas fotografías que por suerte (y nunca lo hubiera creído) ya pertenecen al pasado. Para ver el presente, recomiendo pinchar en el siguiente enlace y visitar el blog de la asociación La Maquinilla y disfrutar las  imágenes del presente junto con más información.






No hay comentarios:

Publicar un comentario