Cuando desde la Asociación Cultural
y Patrimonial DESDE LA CIMA me ofrecieron dar una ponencia sobre Patrimonio
Ferroviario de Peñarroya-Pueblonuevo, acepté sin dudarlo. En cambio, tardé en
decidir hacia que objeto o edificación dedicar mi trabajo. Fue entonces cuando
me vino a la memoria la documentación que obtuve meses atrás en el Archivo
Histórico del Ferrocarril de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles y el
Archivo General de la Administración. En el primero encontré unos interesantes
y completos planos de la construcción del muelle de transbordo de la estación
de Peñarroya. En el segundo, documentación escrita referente a la instalación
de una grúa con eje fijo para el manejo de fardos pesados, que fue ubicada en
la explanación exterior de dicho muelle. Este edificio fue, en un principio, un
simple andén para el intercambio de mercancías entre los vagones del
ferrocarril de ancho ibérico entre Almorchón y Belmez y el entonces joven
camino de hierro de vía métrica de Peñarroya a Fuente del Arco. La información
encontrada en el AHF se complementaba con un contrato entre MZA y SMMP sobre
los terrenos que la segunda ocuparía de la primera, en régimen de arriendo.
Pero el verdadero motivo por el que elegí basar mi ponencia en este modesto
edificio, que todavía se mantiene en pie, es por su valor como testigo físico
del pasado ferroviario de Peñarroya-Pueblonuevo. Sobre todo como actor ante y
entre la vida de los dos principales ferrocarriles que cruzaron el Valle del
Guadiato. Su existencia es el fruto de la decisión que tomó SMMP de construir
un ferrocarril de ancho inferior al ibérico. Los motivos fueron económicos pero
el hecho condicionó la vida de este ferrocarril afectando a su rentabilidad más
allá del transporte minero.
Parece que la ponencia gustó a los
asistentes. Para mí fue todo un honor y así tuve la oportunidad de conocer a
los miembros de DESDE LA CIMA, a José Antonio Torquemada, Juan Manuel Cano
Sanchiz y Luisa Ruiz.
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