Con motivo de un evento familiar me
encuentro en Peñarroya-Pueblonuevo. Así que esta mañana me acerqué a la zona de
la estación para hacer de las mías. Y ha sido grato encontrar a un agente de
Adif en la estación; el señor Peralta.
Durante un rato hemos charlado y
recordado viejos tiempos. Ha sido inevitable lamentarnos por la desgracia y
decadencia que sufre el ferrocarril actualmente en España. El señor Peralta me
ha contado que llegó a la estación de Peñarroya en 1991 y que su padre también
fue ferroviario.
No circula ningún tren en la línea
Córdoba-Alhondiguilla desde enero. El único servicio que se llevaba a cabo
hasta el momento, para el transporte de carbón entre Puertollano y la central
térmica de Puentenuevo, se encuentra paralizado. El motivo parece residir en
cuestiones especuladoras sobre el precio del combustible. Y aunque ya se ha
llegado a un acuerdo, los vagones y las locomotoras siguen sin volver a entrar
en servicio. Es irónico que ahora que el estado de la vía es muy bueno, ningún
tren circule por ella. En cambio, no hace demasiados años, cuando la estación
de Peñarroya aún disfrutaba de vida y movimiento de ferroviarios, la vía estaba
hecha un asco.
El señor Peralta y yo hemos
recordado las circulaciones de trenes militares durante la década de los
noventa del siglo pasado. Me ha comentado que circulaban hasta San Gregorio, en
Zaragoza. Y me ha aportado datos nuevos, como que los coches de viajeros
contratados por el Ejército llegaron a ser preparados y limpiados en la misma
estación de Peñarroya. También me ha confirmado que cuando había
desprendimientos o descarrilamientos en Despeñaperros, los trenes TALGO eran
derivados por Almorchón desde Córdoba.
Tras la agradable tertulia he
continuado con mis reportajes fotográficos por el Cerco Industrial. No he
podido evitar la reflexión sobre si el ferrocarril convencional, en España,
podría ser más rentable y útil si los parámetros de gestión fuesen otros. Da la
impresión de que las propias compañías Adif y RENFE son las menos interesadas
en la supervivencia y prosperidad de este medio de transporte. Es fácil achacar
falta de rentabilidad cuando no se está luchando por ello y se gestiona de
forma antieconómica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario