Una de mis pasiones es el mundo del ferrocarril. Intento evocar e investigar su pasado y cuando puedo disfruto de su presente. Mi madre es natural de Peñarroya y los veranos de mi infancia transcurrieron por sus calles y campos, a la sombra de las ruinas de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya y cautivado por su mitología.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

El Cerco de Peñarroya ya es Bien de Interés Cultural


Ayer se dio un paso decisivo por parte de la administración hacia la protección y puesta en valor del Cerco Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo. El Consejo de Gobierno de Andalucía aprobó la inscripción de este histórico complejo en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural con la categoría del Lugar de Interés Industrial. Además se incluyen en el catálogo algunos edificios localizados en el casco urbano, instalaciones ferroviarias y mineras.


Foto de Rubén Cañamaque

Foto de Pedro Calzado


Foto de Rubén Cañamaque







Foto de Inma Ruíz


Foto de Roberto García

El Cerco ocupa cerca de medio millón de metros cuadrados y en él se ubican la antigua fundición de plomo, central eléctrica y restos de múltiples fábricas y talleres. Además de 9 chimeneas que se mantienen en pie y que fueron encendidas el pasado día 9 de diciembre para celebrar el día del Cerco. El acto fue organizado por los miembros de La Maquinilla, junto con la imprescindible colaboración de miembros del Cuerpo de Bomberos y Protección Civil, además de otros entes públicos.







Insisto en que a pesar de las pérdidas sufridas, aún hay mucho por recuperar y reutilizar. Todavía quedan edificaciones en pie como la fundición de plomo o las dos estaciones de ferrocarril. Y respecto a las que no, sus restos inmuebles dan testimonio de la historia desarrollada en este lugar de la provincia de Córdoba. Igual que muchos antiguos castros celtas, villas romanas o castillos medievales, a pesar de su deterioro, el Cerco es un patrimonio que merece ir siendo rescatado del olvido poco a poco. Y que con un mínimo de buena gestión y fe, puede ser una enorme oportunidad de futuro. Al igual que hay público que viaja a Rio Tinto, Almadén o Utrillas, ¿por qué no iba a haberlo para visitar este singular espacio industrial localizado a menos de una hora en coche desde la capital califal? Experiencia que se podría ver complementada con un tour por el Barrio Francés, visita a alguna de las ya clausuradas explotaciones mineras y degustación de las delicias culinarias del Valle del Guadiato. Y muchas más cosas. Porque el Cerco no sólo es Peñarroya-Pueblonuevo. También es Belmez, Fuente Obejuna y otras tantas villas y pedanías. Es hora de resucitar el espíritu emprendedor que sembró, justamente en este lugar, un grupo de franceses en el siglo XIX. Gabachos (y lo digo con cariño) que vieron la oportunidad en emplear el carbón del Valle del Guadiato para convertirlo en coque en unos primitivos hornos instalados en torno a la mítica mina La Terrible. Combustible que sirvió para fundir el plomo extraído de no muy lejanas tierras para luego venderlo dentro y fuera de España. Instalaciones industriales que fueron creciendo y modernizándose, dando paso a otras tecnologías como la generación de energía eléctrica, fabricación de ácido sulfúrico y otras sustancias químicas empleadas como fertilizantes y pesticidas. Un espíritu de auténtico aprovechamiento al máximo de los recursos disponibles. Pero aquél espíritu estuvo empañado por las sombras de la colonización económica, la explotación obrera y agresión al medio ambiente. En cambio, ahora, estamos ante la oportunidad de tomar el relevo y la autonomía patria para fomentar el empleo, la educación ciudadana y el uso sostenible de este enorme legado. Hay mucho trabajo por delante. Algo que hay que celebrar. 



Fotografía coloreada del Cerco en su momento de mayor esplendor.




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